lunes, 17 de septiembre de 2007

Vía Merditana

Ayer me fui de viaje con mi familia. Pasamos por varias comunidades autónomas y me lo pasé muy bien. Sin embargo, hubo una cosa que me sorprendió, y sigo indignado por ella: las carreteras. Pensaba que las carreteras que llegan a mi pueblo (y, por tanto, salen de él) eran malas, pero si las comparamos con las que recorrí ayer entonces la CV-35 se convierte en una autopista de peaje de 4 carriles.
Una de las cosas que me dejó helado fue el hecho de poder ir tranquilamente por la carretera, acercándote al final de una comunidad autónoma, cruzar el cartel de "Está entrando en la Comunidad de blablabla" y que una carretera de 2 carriles pase a ser un camino de cabras de un carril, o viceversa. O que una carretera que hasta entonces había sido mala, con baches y curvas de 180 grados (sí, existen en la realidad, no sólo en los videojuegos) pase a ser una mucho más "transitable".
Otra cosa que me impresionó fue el estado de las carreteras en algunas zonas poco pobladas. Los gobiernos autonómicos creen por lo visto que zona poco poblada implica carretera poco transitada, pero también implica pocos votos, por lo que no se molestan en arreglarlas. Y así tenemos caminos de cabras con numeración de carretera comarcal (o incluso nacional) por los que sólo cabe un coche, con curvas muy cerradas, sin visibilidad, con continuos cambios de rasante y una pendiente del 20%. Esto me recuerda a la antigua Roma, donde los Césares unían las ciudades más desarrolladas con calzadas para facilitar el comercio y la comunicación entre ellas. Pues ahora es lo mismo: los Césares de la Edad Contemporánea unen con autovías, autopistas o, al menos, carreteras en buen estado aquellas zonas con más comercio, con más habitantes, en definitiva, con más votos. Y a las zonas con poca gente, que les den. Total, pa' 4 gatos que hay que se lo curren más conduciendo y ya está. Lo triste es que esto no sólo ocurre con las carreteras: también pasa por ejemplo con los médicos, que las zonas poco pobladas tienen, con suerte, un médico de cabecera en cada pueblo y uno de guardia por cada 4 ó 5.
La verdad es que me gustaría ver a la gente que maneja el cotarro de los caminos, carreteras y demás vías conducir sus Mercedes (o superior) por estas pseudocarreteras día sí día también. Cuando se les dañara el coche por alguna piedra que les golpee en los bajos (del coche) o cuando vieran, como ví yo ayer, una piedra enorme que había caído de una montaña y no permitía el paso de un coche si no era con medio en el carril contrario y medio en la cuneta y acercándose 3 coches y un autobús (pobres conductores de autobús, lo que deben padecer) en dirección contraria entonces, probablemente... decididirían no volver por allí. ¿Arreglarlas? ¡Bah! ¿Para qué? El dinero se invierte mejor en otras cosas. Las zonas rurales no reportan beneficios.
En conclusión, que si queremos conducir tranquilos tenemos dos opciones:
a) Conducir por autovías que conecten núcleos urbanos importantes.
b) Ser buenos para ir al cielo cuando muramos.

3 comentarios:

MouTio dijo...

¡Jajajaja! La verdad es que tienes toda la razón. Aquí en mi pueblo, por ejemplo, el alcalde ha reconstruido las calles donde vive más cantidad de gente por metro cuadrado, y al resto de calles donde viven 1 o 2 personas, que les den, las han dejado como estaban, llenas de baches y de remiendos cutres. Ya ves, las cosas que hacen por un puñado de votos...

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

ancha es castilla